San Román de Moroso
Escondida entre los montes de Bostronizo, en una vaguada de no fácil acceso, esta pequeña ermita se presenta, junto a Santa María de Lebeña, como una de las muestras más bellas y genuinas del arte mozárabe en Cantabria. A pesar de la escasa documentación existente para fechar la construcción, se cree que pertenece al siglo X.
La primera información escrita que tenemos de San Román de Moroso es de 1119, fecha en que Doña Urraca, reina de Castilla, dona este Monasterio a la Abadía de Santo Domingo de Silos (Burgos). Esta referencia ha dado lugar a numerosas leyendas sobre esta ermita y el paso o estancia en ella de Doña Urraca, haciéndose eco la tradición de Doña Urraca que fue enterrada en San Román de Moroso.
El tipo de construcción es noble y de cierta calidad, sobresaliendo la perfecta adecuación de los volúmenes y la regularidad de sus proporciones -apenas llega a alcanzar los doce metros de longitud y los seis de anchura-. El edificio es de piedra, formado por sillares perfectamente escuadrados en las esquinas e hiladas de sillarejos en el resto de la fábrica. Los muros tienen un grosor entre los 60 y 70 cm.
La ermita consta de una sola nave rectangular de gran altura, con techumbre de madera y cubierta a dos aguas. En el cuerpo de la nave se abren hacia el Sur dos ventanas rectangulares muy estrechas, en las que el hueco de luz lo forman dos sillares que atraviesan oblicuamente el muro, resultando con mayor ensanchamiento en el interior. El arco triunfal, de herradura, separa la nave del pequeño ábside, casi cuadrangular, cubierto con bóveda de cañón. En el muro del ábside se encuentra un pequeño vano, también en arco de herradura, enmarcado en cruz patada. Remata esta fachada una espadaña gótica de doble tronera en arco de medio punto, añadida probablemente en el siglo XVIII.
La cabecera está orientada al este, localizándose la puerta de ingreso en el muro norte, algo poco habitual. Este acceso presenta un arco de herradura, apoyado sobre columnas monolíticas y capiteles estriados.
En el apartado decorativo deben destacarse los bellos modillones de lóbulos que rematan los muros, sosteniendo el alero, y que llevan decoración de flores de cuatro y seis pétalos y esvásticas.
A partir de 1980 se llevaron a cabo trabajos de restauración dado el mal estado de conservación en que se encontraba. Esto permitió localizar y excavar en su entorno una necrópolis altomedieval con tumbas de lajas y enterramientos en sarcófagos.
Datos extraídos de aquí.
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Iglesia de Santa Eulalia